Por qué debemos dejar de malgastar fondos públicos en educación
A pesar de ser inmensamente popular —y enormemente lucrativa— la educación está enormemente sobrevalorada. En este explosivo libro, Bryan Caplan sostiene que la función principal de la educación no es mejorar las habilidades de los estudiantes, sino certificar su inteligencia, ética laboral y conformidad; en otras palabras, señalar las cualidades de un buen empleado. Descubra por qué los estudiantes buscan las notas fáciles y olvidan casualmente la mayor parte de lo que aprenden después del examen final, por qué décadas de creciente acceso a la educación no han resultado en mejores empleos para el trabajador promedio sino en una inflación galopante de las credenciales, cómo los empleadores recompensan a los trabajadores por una educación costosa que rara vez usan, o nunca, y por qué recortar el gasto en educación es el mejor remedio.
Caplan recurre a las ciencias sociales más recientes para mostrar cómo el mercado laboral valora las calificaciones por encima del conocimiento y por qué cuanto más educación tienen tus rivales, más necesitas impresionar a los empleadores. Explica por qué la graduación es la principal señal de conformidad de nuestra sociedad y por qué incluso los títulos más inútiles pueden certificar la empleabilidad. Propone dos respuestas políticas importantes. La primera es la austeridad educativa. El gobierno debe recortar drásticamente el financiamiento de la educación para frenar esta carrera despilfarradora. La segunda es más educación vocacional, porque las habilidades prácticas son socialmente más valiosas que enseñar a los estudiantes cómo eclipsar a sus compañeros.
Las nociones románticas sobre la educación como algo "bueno para el alma" deben ceder ante la investigación cuidadosa y el sentido común: Contra la educación señala el camino.
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19,90 €Precio
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